con el riesgo de caer en preocupaciones triviales y superficiales y ya vistas y habladas hasta la saciedad, estrujadas de sus jugos y sus grises y sus matices y contradicciones, esto es lo que me tiene en vilo este verano, entre otras cosas:
- El carnet de conducir. Supongo que “todo es ponerse” y todo sea por no gastar aún más dinero. Me aficioné a hacer ganchillo y al curso intensivo teórico de YouTube de un agradable hombre pamplonico llamado Igor. Había un aparcamiento en mi ciudad donde todos los jóvenes que ahora se acercan a la treintena aprendieron a conducir antes siquiera de apuntarse a una autoescuela. Hoy, a veces cierran la entrada con bolardos de hormigón. Cuando está abierta, la policía se pasea como si fuese aquello el centro de la ciudad. Ya nadie va a conducir con su padre por allí, ahora se va a hacer otras cosas.
- Puede que peque de pesadez y repetición, pero pasear por Madrid una noche de verano se siente atemporal, eterno y muy elegante; especialmente si es con chorros de helado cayéndote entre los dedos, rechazando a los relaciones públicas de los pubs y caminando hacia el punto en que debes coger el transporte público (ya no puedes caminar más). Ya has cenado pero sigue siendo de día, no hay madrileños, solo guiris: tú eres más madrileña que nunca. Lo mal que me sienta que haga este calor y no pueda pasear ni a esas horas… no podría describirlo.
- La incertidumbre del futuro (risas): ¿es mi último verano como mantenida? Mis amigos comienzan a trabajar, yo me pongo fecha límite para hacerlo. Otros defienden esperar hasta que sea inevitable: si somos tan afortunados de no necesitarlo, ¿por qué autoexplotarnos ya? De pronto me recorre un ansia por planear mi futuro: me quiero ir de casa, mantenerme, aspirar a más, salir del cascarón del estudiante, hacer la compra y conducir (ver punto 1). También quiero graduarme definitivamente, estar satisfecha, no dudar de las decisiones que tomo, encaminarme hacia el futuro que deseo con 35 años. Me entra una risilla floja solo de pensarlo. ¿Acaso sé cuál es el futuro que deseo? La incertidumbre recorre las filas de mi grupo de amigos, nadie sabe qué hacer: los rebeldes que decidieron estudiar artes y humanidades se dan de bruces con Esa Realidad. Supongo que continuamos un año más… Aún/Ya es 1 de agosto.
- Las redes sociales. Pues lo de siempre. Profundizar mucho es rizar el rizo. Ser percibida y autoconsciente, esa es la cuestión. Huir de Twitter y mejor también de Instagram.
Busco “mejores planes para hacer en Madrid en agosto” y veo que hay fiestas populares en el centro. Todos los años lo veo, ningún año las piso. Todo lo que ocurre este mes se siente un tiempo de transición, nada es definitivo, nada es importante, nada es imprescindible. Me gusta que sea el octavo mes y que se me olvide, porque nunca escribo fechas en agosto.