cuando me planteé volver a escribir, nunca me llegaba la inspiración. me atrevería a decir que, en realidad, ese ser divino que es la Inspiración me abandonó cuando tenía unos catorce años. ahí lo dejé todo: mis blogs literarios, mis posts de instagram largos y reflexivos, los concursos de relatos de mi barrio y las novelas de fantasía que escribía en el ordenador de mis padres. y mis tíos empezaron a preguntarme al tiempo “¿ya no escribes? ¿se te fue la inspiración?” y me prometieron que ya volvería. poco después dejaron de preguntar.
tras esto comencé una carrera a medio camino entre las humanidades y las ciencias sociales, en un terreno de nadie donde el título de “antropóloga” se me queda grande y donde parece que la única salida moralmente correcta es dedicarse a la academia, que es un mundo de grises morales en sí misma. leí muchos textos, discutí sobre qué es la antropología, sobre por qué la antropología, sobre quién en la antropología… y veremos si yo seré una de esas “quién”. el ser humano me ha enseñado tanto que a veces me abruma pensar que lo hemos resumido en cuatro años.
en estos años, seguí leyendo y solo escribí para la universidad. luego me pregunté si mis trabajos serían dignos de publicar en un blog personal, pero ninguno me convenció lo suficiente para hacerlo, y me dio miedo el detector de plagio con el que tanto amenazan. y descubrí a ‘the lumineers’ por una chica que nunca vi en persona pero con la que compartí un grupo de whatsapp de un colectivo feminista de madrid durante unos meses, y que se llamaba igual que yo. llevo muchos meses sin escucharles. últimamente escucho poca música pero mucho ruido. no porque en mi cabeza haya ruido, sino porque ahora escucho mucho los coches, los cláxons, los gritos, las puertas, también el viento, la lluvia, el silencio que no es silencio.
en mi último año de antropología, tomo muchas decisiones sobre a dónde quiero dirigirme. sólo sé esto: amor y literatura. leo mucho sobre la muerte y sobre el amor, leo a autoras españolas que no leí nunca y me gustan y me escuchan, ¿o, en realidad, yo las escucho a ellas? ahora estoy leyendo “entre visillos” y carmen martín gaite es una mujer que me hubiese gustado conocer. también a carmen laforet. y a maría zambrano. carmencarmencarmenmaría.
escribo porque es la única certeza que me ha acompañado siempre, y es reconfortante tener al menos una. aunque la Inspiración se marchó a los catorce, yo siempre he escrito y, a todos los efectos, no he dejado de hacerlo jamás.
bienvenidas a esta, mi casa, donde guiso, planto, leo y escribo.
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